martes, 25 de diciembre de 2007

¡Císcalo diablo panzón!

En opinión de los supersticiosos las buenas nuevas, la buena suerte, los buenos tiempos en fín todo lo que resulte favorable o beneficioso no se debe reconocer o declarar abiertamente; porque según su pesimista juicio rondan hados o chaneques envidiosos dispuestos a trastocar tu buena racha en cuanto te descubras.
Pero como soy un incrédulo y además irreverente los exorciso con un mantra esotérico que aprendí en la sierra guerrerense-oaxaqueña y que presumiblemente lo usaba María Sabina para deshacerse de los hippies mariguanos y los periodistas engorrosos:

"Císcalo diablo panzón"

Asi pues, declaro, anuncio, publico, reconozco, asiento y me regocijo de que estoy bien.
A mis casi 68 años estoy razonablemente sano. Salí de mis deudas que en algún momento me abrumaron. La microeconomía de mi changarro se recupera. Mis antiguas amistades me procuran. Mis clientes fingen que me estiman. Mi casi nonagenaria madre está activa, lúcida y ocurrente como siempre. Mis hermanos y sus familias (con excepción de Cado que desde el más allá, nos observa, protege y espera) se muestran prósperos y felices.

Mis hijos..¡Ah mis hijos! ¡Mis nietos! ¡Mis bisnietos!

Todos, todos, unos de una manera otros de otra, pero todos, todos, todos, han contribuído para que en esta recta final me sienta ancho, orondo, orgulloso y con ánimo de seguir enfrentando, medusas, pandoras,cíclopes, minotauros, lo que sea.....

Don Isra..

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