sábado, 18 de julio de 2009

El que compra la vaca.......

Ese Chinto, que pues?
Pos aqui nomás, dijo Chinto --que estaba sentado en la última banca de aquel lado de la placita, sombreada por un almendro-- con la cabeza baja y sin dejar de arrancarle guasanas al manojo que tenía en las manos.

-¿Que dizque te andas arrejuntando?
-Ei
-¿Con Tana?-
-Ei
-¿La que le ayuda a Meche en la fonda?
-Ei
-¿Y ya sabes como está? le preguntó Javierzón arrancándole un puño de guasanas al manojo de Chinto.
-Ei
-Está preñada. ¿y sabes de quien?
-Ei
-Es del viejo ese Don Luis. El que llega a vender el cáñamo para las matas de jitomate, que se quedaba en la casa de Meche dos tres días.
-Ei
-Pos dicen que a lo mejor quedaste trascuerdo de la caída que te diste en el último jaripeo, cuando estás conforme con cargar con un entenado.

-O entenada, sabrá Dios. No ira Javierzón dijo Chinto levantando la cabeza, yo veo las cosas asi:
¿Cuando compras una vaca cargada, de quien va a ser la cría?
-Si, pero no es lo mismo...
-Perame ya lo sé. No es comparación, pero a la vaca la compras por convenencia ¿O no?-
-Ei
-Y a la vaca y al becerro en su caso también los vas a querer. No como a gente, pero si. Y con el tiempo, los vas a tener que o vender o comértelos ¿Si o no?
-Ei
Y acá Tana y yo no nos vamos a juntar por convenencia . Sino porque nos queremos. ¿Y a poco si apreciaste a un becerro no vas a querer a un hijo de la mujer que quieres?
-No, pos eso si...
-Aistá. Y a ese no lo vas a vender ni te lo vas a comer, al contrario...
Si se la llevan bien y con buen trato ese muchacho te puede ser de mucha ayuda en la vida y cuidarnos a los dos cuando ya estemos viejos. ¿O no?

-No, pos visto asi...

-Pa´que veas que no estoy trascuerdo...

Don Isra...

Por falta de tiempo

Cuando estuve en La Huerta Jalisco, me tocó la buena suerte de asistirme en casa de Doña Elisa.
Era ésta una señora como de cuarenta años, más bien alta, peinada de chongo, blanca pero tostada por el sol, vestida siempre con colores serios, con mangas casi hasta el codo y con huaraches. Huaraches de corte femenino pero nada delicados.

A las cinco de la mañana empezaba su día. Su marido tambien se iba a esa hora, trabajaba en el Ingenio de Casimiro Castillo, iba y venía a diario.

Ella apartaba los becerros, ordeñaba, les echaba el maíz con garbanzo remojado a los puercos, para luego darles el suero que quedaba después de hacer el queso.
Revisaba las hornillas de las gallinas y les dejaba su nidal para que siguieran poniendo.

Entre una cosa y otra le echaba una vuelta a las cazuelas de los frijoles y la carne de puerco para el almuerzo de los tres abonados que éramos en aquel remolino de trabajo.

A tortear le ayudaba Doña Lula otra mujer como de sesenta y tantos, bajita ella siempre con su delantal de color indefinido , canienta y tambien de chongo despeinado.
La piel arrugada y tambien asoleada en los brazos y en la cara .Y el cuello lo tenía --como dijera, Doña Cuca allá en Ameca a proposito de pescuezos arrugados: "Como forro de catecismo".

Decir que la comida era abundante sería decir poco.
En el almuerzo había jocoque, queso, frijoles, carne de puerco o de res, molcajete de chile, café de olla o leche, tortillas recién hechas, pan de dulce, calabaza y camotes .

En la comida se servía sopa aguada, sopa de verduras o de arroz, cocido de carne de res con toda clase de zanahoria,calabacitas, chayotes, papas, xoconoxtle. garbanzos, elotes, ejotes ......

De modo que después de la sopa ,te servían en un platón hondo el caldo con una más que generosa ración de carne y en otro platón una montaña de verduras cocidas.
No faltaba el molcajete de chile, las tortillas de Doña Lula y una jarra con agua de tamarindo, piña o limón y: ¡Andele no me vaya a dejar nada aquí se come todo eh?.

La tarde y parte de la noche se le iba a Doña Elisa en preparar el jocoque, el queso, la panela, el requesón, revisar las gallinas que estaban echadas empollando, separar los becerros para que no se mamaran, poner el nixtamal, y lo que faltara.....

A todo esto, tenía Doña Elisa un perrón de esos corrientes pero bien dado, que la acompañaba en sus ires y venires al corralón y se echaba en la orilla del corredor con la cabezota entre las patas delanteras sin quitarnos los ojos de encima.

¡Y como se llama su perro Doña Licha? Le pregunté una tarde después de comer ..

--Pos perro. Ni tiempo he tenido de ponerle nombre....

Don Isra..