miércoles, 16 de abril de 2008

Mi Tocayín.

Es una criatura como de cinco o seis años.
Aparentemente padece de parálisis cerebral parcial.
Es extremadamente delgado, pero de buen color. Las greñillas seguramente cortadas por su madre, le cuelgan lacias y abundantes por la frente, las patillas y la nuca.
Tiene la mirada triste, pero la sonrisa fácil y una carcajada entrecortada pero contagiosa.
Se llama Israel, será por eso que desde el primer día nos caímos bien.

Cuando viene con su padre, un hombre joven con apariencia de obrero, se pasa dentro del mostrador. Le encanta aporrear la calculadora hasta llenar de números la pantalla y luego con un gritito la apaga y ríe contento . Según él me ayuda a dar el cambio pasándome puños de monedas y buscando mi mirada que siempre es de aprobación.
Habla con dificultad, lento y flojo. Quiere decirme Don Isra y le sale un Donilla; entonces yo apuntándole con el dedo le digo como reclamando: Ah si? conque Bonilla eh? y suelta la carcajada.
Se despide sonriendo y diciéndome adiós con su mano de dedos largos y delgaditos.
Cuando viene con su mamá no. Como que la señora es más estricta.
-¡ Siéntate ahí y no des lata ! ¿O quieres que te ponga a estudiar?
Y sentado mi Tocayín con la cabeza le dice que no y me suelta una mirada triste como diciendo:
Ni modo Donilla, hoy no te ayudo..
Sale de la mano de la señora con la cabecilla baja y con ese caminar donde parece que a cada paso van a chocar las rodillas,con sus pantalones muy holgados y sus tennis maltratados y aparentemente grandes.
Pero ya vendrá otra vez de la mano del papá y volveremos a nuestra simple y divertida broma:
Ah si? conque Bonilla eh?

Sin duda es un ser de los que verán a Dios.

Don Isra..