domingo, 28 de diciembre de 2008

Cuento de Navidad.

Siempre he tenido para las navidades algo del señor Ebenezer Scrooge, el villanazo del cuento de Charles Dickens.
Las veía (y aún las sigo viendo) como una festividad prefabricada por los mercantilistas, para alentar el consumismo. ¡¡Compre, compre! ¡Regale, regale!!.
Pensaba (y lo sigo pensando) que esa obligación de ser felices que nos exigen en sus mensajes comerciales son la causa de que aumenten los suicidios en esa temporada, porque deprimen al pobre infelíz que ni siquiera tiene para mal alimentar a su prole mucho menos para pensar en regalos y comilonas y queda como un miserable.

Bueno, pues lleno de vergüenza quiero dejar esta pasada navidad en un paréntesis, porque en verdad la disfruté.

Al mediodía del 24 me invitaron a comer mis hijos, Poncho, Martha y Chava. Estuvo también mi yerno Fer, esposo de Martha y una parte de mis nietos. Poncho asistió con María su pareja sentimental. Es una chica muy agradable y con una risa que se convierte en verdaderas carcajadas.
Comí como heliogábalo. Ostiones, empanadas de camarón, filete a la mantequilla, pay de queso y café.

En la noche de ese mismo día 24 me invitó Alma mi hija a cenar en su casa.
Ahí estuvieron mis otros hijos Fidel y Blanca con sus hijos y mis dos bisnietos hijo uno de Luis Carlos Jr. mi nieto y otra hija de mi nieta Tonantzin .
Estuvo la familia de mi yerno Luis Carlos, esposo de Alma, Doña Carmelita su mamà y dos de sus hermanas. Una concurrencia verdaderamente agradable y simpática.
El plato principal después de los entremeses y las bebidas fué chamorro de cerdo. Por si esto fuera poco amenizó la cena un trío que satisfizo todas las peticiones menos las mías.
Todavía no me explico como es que no se saben "El charro Ponciano" "Delgadina" "La higuera"....

Recibí regalos: zapatos, libros, camisa de lana, sudadera, y dinero......
Alma me regaló dinero. Nunca nadie en mi vida me había regalado dinero Me dió muchisima vergüenza guardarme el sobre. Pero se lo agradezco infinito porque en verdad que me sacará de algunos apuros.

¡Ah y volví a comer como un náufrago!

Don Isra...