sábado, 18 de julio de 2009

Por falta de tiempo

Cuando estuve en La Huerta Jalisco, me tocó la buena suerte de asistirme en casa de Doña Elisa.
Era ésta una señora como de cuarenta años, más bien alta, peinada de chongo, blanca pero tostada por el sol, vestida siempre con colores serios, con mangas casi hasta el codo y con huaraches. Huaraches de corte femenino pero nada delicados.

A las cinco de la mañana empezaba su día. Su marido tambien se iba a esa hora, trabajaba en el Ingenio de Casimiro Castillo, iba y venía a diario.

Ella apartaba los becerros, ordeñaba, les echaba el maíz con garbanzo remojado a los puercos, para luego darles el suero que quedaba después de hacer el queso.
Revisaba las hornillas de las gallinas y les dejaba su nidal para que siguieran poniendo.

Entre una cosa y otra le echaba una vuelta a las cazuelas de los frijoles y la carne de puerco para el almuerzo de los tres abonados que éramos en aquel remolino de trabajo.

A tortear le ayudaba Doña Lula otra mujer como de sesenta y tantos, bajita ella siempre con su delantal de color indefinido , canienta y tambien de chongo despeinado.
La piel arrugada y tambien asoleada en los brazos y en la cara .Y el cuello lo tenía --como dijera, Doña Cuca allá en Ameca a proposito de pescuezos arrugados: "Como forro de catecismo".

Decir que la comida era abundante sería decir poco.
En el almuerzo había jocoque, queso, frijoles, carne de puerco o de res, molcajete de chile, café de olla o leche, tortillas recién hechas, pan de dulce, calabaza y camotes .

En la comida se servía sopa aguada, sopa de verduras o de arroz, cocido de carne de res con toda clase de zanahoria,calabacitas, chayotes, papas, xoconoxtle. garbanzos, elotes, ejotes ......

De modo que después de la sopa ,te servían en un platón hondo el caldo con una más que generosa ración de carne y en otro platón una montaña de verduras cocidas.
No faltaba el molcajete de chile, las tortillas de Doña Lula y una jarra con agua de tamarindo, piña o limón y: ¡Andele no me vaya a dejar nada aquí se come todo eh?.

La tarde y parte de la noche se le iba a Doña Elisa en preparar el jocoque, el queso, la panela, el requesón, revisar las gallinas que estaban echadas empollando, separar los becerros para que no se mamaran, poner el nixtamal, y lo que faltara.....

A todo esto, tenía Doña Elisa un perrón de esos corrientes pero bien dado, que la acompañaba en sus ires y venires al corralón y se echaba en la orilla del corredor con la cabezota entre las patas delanteras sin quitarnos los ojos de encima.

¡Y como se llama su perro Doña Licha? Le pregunté una tarde después de comer ..

--Pos perro. Ni tiempo he tenido de ponerle nombre....

Don Isra..

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